Disertación filosófica de la Unidad 2:
¿Qué relación hay entre la mente (alma) y el cuerpo?
En esta entrada redactaré mi disertación filosófica de la unidad 2 del temario de Filosofía, que gira en torno a la relación entre el alma y el cuerpo.
Disertación
filosófica de la Unidad 2: El ser humano y el sentido de la existencia
¿Qué relación hay entre la mente (alma) y
el cuerpo?
Desde el giro antropológico que Sócrates y
los sofistas dieron en el siglo V a.C., muchos filósofos se han preguntado
acerca del ser humano. Su origen, su existencia, su moral, la forma en la que
este conoce la realidad… han sido objeto de estudio. Estas cuestiones, también
están influenciadas según la idea que se tenga sobre la composición del hombre
y, asimismo, en la época en la que se viva, debido a que no se pensará en la
Edad Media de la misma forma que se creía en la Edad Moderna. De este modo se
puede considerar a este como un compuesto heterogéneo entre alma y cuerpo, una
unidad sustancial entre estas dos, un conjunto de percepciones… Pero, ¿hay
alguna relación entre ambas sustancias?, si consideramos que sí hay algún
vínculo, ¿podemos considerarlo una dualidad o, por contraparte, una unidad
sustancial?, ¿dará este un sentido a la existencia humana? por otro lado,
¿influye este en cómo conocemos nuestra realidad y las cosas que la forman?
Durante mi disertación, trataré de exponer, en primer lugar, las respuestas que
dieron los diversos filósofos más representativos que se plantearon todas estas
cuestiones. En segundo lugar, daré mi opinión acerca de las soluciones
ofrecidas y justificaré mi tesis con diversos argumentos personales.
En primer lugar, remontándonos a la Edad Antigua,
en Grecia, nos encontramos a dos pensadores de gran renombre, Platón y
Aristóteles, quienes se plantearon cuestiones relacionadas con el ser humano.
Cabe señalar que Sócrates influirá en su forma de pensar, sobre todo en
aspectos relativos al conocimiento y a la felicidad.
Por un lado, tenemos a Platón. Este
elaborará una propuesta ontológica que influirá en su percepción del hombre.
Según él, la realidad está dividida en el mundo sensible (al que pertenece el
cuerpo), que es material y perceptible por los sentidos, y en el mundo de las
Ideas (del que proviene el alma), que es inmaterial, eterno e inmutable y
comprensible mediante el entendimiento. De este planteamiento deriva su dualismo
antropológico, debido a que este explicará que las personas están formadas por
un compuesto entre cuerpo y alma, que son realidades heterogéneas y, además,
añadirá que la primera es cárcel de la segunda. Por ello, se le dará mayor
importancia al mundo de las Ideas. También, él distinguirá tres partes del
alma: la racional (más noble de todas, donde se sitúa el conocimiento y cuya
virtud es la sabiduría), la irascible (done se sitúa el valor y la nobleza y
cuya virtud es la nobleza) y la concupiscible (donde se sitúan las pasiones y
cuya virtud es la templanza). Para explicarlo, Platón empleará el mito del
carro alado. Él no creía en estos, pero le parecían un buen método para
explicar conceptos complejos. En este carro alado el auriga corresponderá al
alma racional, que tendrá que controlar a dos caballos, uno blanco bueno y
obediente, que representa el alma irascible, y otro negro malo y desobediente,
que equivale al alma concupiscible. La armonía de estas tres llevará al ideal
del hombre justo y, en consecuencia, al conocimiento objetivo, que implica el
bien, y por lo tanto la felicidad. Por otra parte, respecto a la moral, él
matizará el concepto que Sócrates tenía del bien, añadiendo que no solo el
conocimiento de lo que es bueno llevará a obrar de este modo, dado que se
requiere también de la virtud, que él interpretará como contemplación de ideas
como la idea de Bien.
Por otro lado, tenemos a Aristóteles. Este
explicará que solo existe el mundo que nos llega a través de los sentidos y, en
consecuencia, añadirá que el hombre solo puede ser una unidad sustancial entre
cuerpo y alma, separándose del dualismo platónico. De aquí deriva su propuesta
hilemórfica, en la que explica que el cuerpo equivale a la materia del ser
humano y que el alma le otorga la forma a este. Por consiguiente, afirmará que
todos los objetos y seres vivos tienen ambas sustancias. Además, añadirá que el
alma consta de tres facultades (nutrición, sensación e intelección) que se
relacionan con distintos tipos de seres vivos. En este sentido, las plantas
poseen únicamente la nutrición, los animales la anterior y la sensación y los
humanos las mencionadas y la intelección, siendo este último el que atesora la
capacidad intelectiva, y por lo tanto este será el único capaz de vivir
conforme a la razón y el único que podrá alcanzar el bien supremo. En cuanto a
la moral, Aristóteles coincidirá con Sócrates y Platón en que el conocimiento
de lo que es bueno es importante a la hora de obrar bien, sin embargo, esto
también requiere de la voluntad, que será la que elegirá hacerlo. No obstante,
el ser humano no siempre hace lo que lo que la inteligencia le presenta como
bueno. Supongamos que tengo que preparar un examen. Yo sé la importancia que
tiene ese examen y que estudiarlo será lo mejor para mí. No obstante, yo me voy
el fin de semana de vacaciones y no lo preparo, sabiendo que esto sería de
algún modo obrar bien para mí mismo. Por ello, él añadirá la virtud en su
propuesta ética. Esta se basa en el término medio de dos extremos y solo es
alcanzable mediante el hábito operativo, es decir, repitiendo las cosas.
En segundo lugar, cambiando a la Edad
Media, la filosofía y la visión del hombre estarán influenciadas por la
religión, debido a la expansión del cristianismo. Por ello, se deberá armonizar
la razón y la fe y, en este caso, se puede destacar a San Agustín y a Santo
Tomás.
De este modo, San Agustín tendrá una
influencia platónica, a través de la que considerará una dualidad entre cuerpo
y alma, sin embargo, no coincidirá con él en dos aspectos: el cuerpo, al ser
creación de Dios, no puede ser cárcel del alma. Por ello, este primero
posibilitará al alma realizar sus operaciones a través de él, las cuales serán
inteligencia para conocer, voluntad para amar y memoria para preservar su
identidad. Por otro lado, explicará que el alma no es eterna, sino inmortal,
puesto que solo Dios es eterno. También, este añadirá la idea de una visión
psicologista, por la que las personas deben ser definidas desde su interioridad
y de las acciones que este realiza.
Asimismo, Santo Tomás tendrá una influencia
aristotélica, con la que explicará la unidad sustancial entre el cuerpo y alma.
En cuanto a la moral, este puntualizará que la felicidad solo puede ser
alcanzable mediante la contemplación de Dios, es decir, mediante la visión
beatífica, y, además de la virtud, necesitaremos de la gracia de Dios, es
decir, de su ayuda. San Agustín coincidirá con él en estos aspectos de la
moral.
Por otra parte, enfocándonos ahora en la
Filosofía de la Edad Moderna, se dará un giro de lo ontológico, es decir, de
aquello relacionado con la realidad, a lo epistemológico, que se refiere a la
forma de conocer del ser humano. Asimismo, también se dará más importancia a lo
estrictamente filosófico que a lo religioso.
En este contexto, encontramos a Descartes,
un célebre filósofo racionalista que tendrá un punto de vista mecanicista de la
realidad, debido a que el universo se rige por leyes, y no por finalidades. Esto
influirá en la forma con la que concebirá al hombre, que estará sujeto a estas
leyes mecanicistas. En este, Descartes distinguirá dos sustancias que lo
componen: la res cogitans o sustancia
pensante y la res extensa o sustancia
extensa. La primera equivaldría al
alma inmaterial y libre, el yo que piensa y que me confirma que existo, y la
segunda correspondería al cuerpo material y sujeto a las leyes mecanicistas. De
este modo, este pensador presentará una nueva propuesta dualista antropológica.
Por ello, él explicará que, debido a que esta res cogitans no está sujeta a leyes mecanicistas, nuestra alma es
libre y, en consecuencia, nuestra voluntad también lo será cuanto más elija.
Pero esto debe de estar regido por el entendimiento, que debe decidir de manera
clara y distinta lo mejor para nosotros. Por consiguiente, está relación de
libertad-voluntad será la que marque el ideal de hombre cartesiano.
Por contraposición tenemos a Hume, filósofo
empirista, que afirmará que solo podemos fiarnos y conocer los datos de la
realidad que percibimos por nuestros sentidos, a los que llamará percepciones. Él
afirmará que no podemos saber como son las cosas en sí, puesto que estas nos
llegan alterados por los sentidos. Asimismo, afirmará que el principio de
causalidad tampoco puede ser una fuente de conocimiento. De esta propuesta
epistemológica, él concebirá al ser humano como un conjunto de percepciones y,
en consecuencia, no es posible hablar de identidades humanas. Para comprender
esto mejor, pongamos un ejemplo. Hacemos la siguiente afirmación: La Tierra
gira en torno al Sol haciendo elipses. Descartes estará de acuerdo con ella,
pues una serie de leyes físicas sostienen que nuestro planeta, como máquina
extensa, sigue estas normas. Sin embargo, Hume la negará, pues él no tiene
experiencia de haber observado La Tierra girando en torno al Sol y, de hecho,
cuando se queda quieto está estático, no percibe ningún movimiento y, además,
el Sol es el que sale por el este y se pone por el oeste. Por lo tanto, de
acuerdo con lo que percibo, La Tierra no se mueve, sino que es el Sol el que
cambia de posición respecto a ella.
En última instancia, tendremos a Kant,
quien conseguirá unir ambas propuestas explicando que, a la hora de conocer,
intervienen tanto el objeto, que proporciona la información, como el sujeto,
que es el que la analiza y, de acuerdo a la razón y a la información que se
tenga sobre el objeto, aporta también información, relacionando las tesis
empiristas y racionalistas. Para explicar esto mediante un ejemplo, supongamos
que un estudiante de 4º de la ESO de ciencias, un licenciado en enfermería y un
médico forense realizan una autopsia. Los diferentes tejidos y órganos
proporcionan información, pero el sujeto también la aporta, en este caso, el
forense aportará más que el licenciado que, a su vez, sabrá más de esto que el
estudiante. Asimismo, en cuanto al ser humano, el considerará que debe ser
tratado como un fin y nunca como un medio para conseguir algo, puesto que esto
le arrebataría de su dignidad. Las cosas sí pueden ser usadas como medio, pero
esto implicará que tienen un precio, sin embargo, las personas no lo tienen,
dado que no son un objeto que se pueda usar. Por último, en cuanto a la ética,
Kant explicará que debemos actuar de tal modo que nuestra forma de obrar se
convierta en ley universal, a lo que llamaría imperativo categórico. Por
ejemplo, nosotros no robamos puesto que consideramos que esto no está bien y,
con ello, creemos y queremos que todos actúen así. En cambio, si obramos así
por miedo a un castigo, como en este caso la cárcel, estaremos hablando de un
imperativo hipotético.
En último lugar, tenemos la Edad
Contemporánea, donde la Filosofía estaría marcada por la desconfianza en el uso
de la racionalidad como medio para explicar la realidad y al ser humano. Por
ello, durante esta época, esta doctrina se llamará la filosofía de la sospecha,
puesto que sospechará sobre la interpretación que la racionalidad nos ofrece
sobre las personas.
Por un lado, aquí hallamos a Karl Marx, que
asumiría que las personas no serían racionalidad, sino actividad material, cuyo
objetivo sería satisfacer sus necesidades mediante el trabajo. Sin embargo, en
este contexto encontramos la revolución industrial, que, no permitirían unas
condiciones dignas de trabajo y de existencia para el proletariado. Con la
finalidad de superar esto, Marx afirmará que se debe suprimir las estructuras
que impiden a la gente tener una vida digna, como la propiedad privada. En esta
apuesta por la igualdad, también explicará como necesaria la abolición de las
clases sociales y del estado, configurando así una sociedad comunista. Marx
será en consecuencia monista, pues lo único que existe, es lo que tenemos aquí,
en esta realidad.
Por contraparte, tendremos a Friedrich
Nietzsche. Este romperá con la filosofía tradicional, que no debería ser
entendida como el paso del mito al logos, debido a que, en las narraciones
mitológicas, se explica el verdadero sentido de la existencia humana, un
equilibrio entre dos fuerzas contrarias, una representada por Apolo, que
simbolizará el orden y la templanza, y otra representada por Dionisio, que
encarnará lo contrario, los placeres. De este modo, hará una dura crítica al
cristianismo, al que definirá como “platonismo para el pueblo”, dado que
considerará que esta religión aparata lo simbolizado por Dionisio para llegar
al cielo. Por lo que Nietzsche afirmará que este Dios no hace falta. De aquí se
desprende su visión del ser humano, él creerá en un superhombre, que estará por encima del bien y del mal y que
establecerá sus propios valores. Por esto mismo estará en desacuerdo con la
visión que Marx tenía sobre la sociedad, ya que la humildad no es buena, de
acuerdo con Nietzsche, pues el fuerte deberá aplastar al débil.
Finalmente, aquí también encontramos a
Sigmund Freud, quien definirá al ser humano como sublimación. Él explicará que
las personas están formadas por el ello que
equivale a la parte más instintiva de la gente, regido por nuestros placeres
que se sublimará para vivir en sociedad y que dará lugar a la segunda parte, a
la que llamará ego o yo , que es el plano consciente, lo que
muestro cuando vivo en sociedad, regido por el principio de realidad, por el que nos adaptamos a lo que las
sociedades rigen. También, el ego, para sublimar las pulsiones, elaborará,
inconscientemente, los llamados mecanismos
de defensa, que darán lugar a la tercera parte del ser humano el superyó o superego, que será el resultado final del proceso de sublimación.
Este consistiría en la apropiación inconsciente de todas las normas sociales,
es decir, aquello que debo hacer para convivir en sociedad. En ocasiones, al
reprimir estas pulsiones, es decir, el ello,
se pueden crear traumas.
Para concluir, yo estoy de acuerdo con la
concepción del hombre que da Freud. Yo considero que todas las personas tenemos
unos instintos básicos, unas pulsiones, que tenemos que eliminar para convivir
en sociedad, ese ello del que habla este
pensador. Por ejemplo, supongamos que una persona adora escuchar música a todo
volumen, sin embargo, en el vecindario en el que vive, la gran mayoría de sus
vecinos son ancianos, a los que él, con esta música, molesta. Esta persona,
para convivir en este vecindario, deberá resistir esos impulsos de poner la
música a todo volumen, sublimando de este modo el ello, y dando lugar al yo.
Incluso habrá ocasiones en las que no escuchará música durante todo el día de
modo inconsciente, acatando estas normas de convivencia inconscientemente,
dando lugar al superyó. Además, en
cuanto a la ética y a lo epistemológico, coincidiré con Kant y Aristóteles. En
cuanto a la forma de conocer, consideró que nuestros sentidos son una fuente
fiable de conocimiento, pero la razón, el entendimiento y nuestra capacidad
intelectiva, se encargarán de ordenar estas percepciones y de extraer la
esencia de lo que percibimos. De este modo, si vemos a una persona por la calle
a la que creemos conocer y por ello, la saludamos, sin embargo, resulta que
esta es una completa desconocida, podríamos considerar que, en consecuencia,
nuestros sentidos nos engañan. No obstante, no es cierto, puesto que, a la hora
de conocer, nuestros sentidos, a partir de los objetos o lo que nos presenta la
realidad, nos permiten obtener información, no obstante, el sujeto, la razón se
encargará de organizar y analizar toda esta información. En este ejemplo, al
hacer un juicio a priori, en la que
no ha intervenido la intelección, no se ha podido saber que, realmente, la persona
a la que estábamos observando no era quien creíamos que era. Asimismo, también
coincidiré con estos dos filósofos en que lo bueno solo es alcanzable mediante
la voluntad y la virtud. Si sabes que aprobar es lo mejor para ti, pero te da
mucha pereza hacerlo, puedes hacerlo o no. Pero si todos los días tienes el
hábito de estudiar, alcanzarás realmente el bien, que en este caso es aprobar
el examen. De la misma forma, creo que ninguna persona debería ser usada como un
medio, ya que esto la despoja completamente de su dignidad. Una persona que
copia en un examen de Filosofía a otra que sí ha estudiado, usándola como medio
para aprobar, arrebatará esta dignidad a este individuo que sí que iba
preparado. Por último, en cuanto a la relación del cuerpo y el alma, coincidiré
con San Agustín. El alma y el cuerpo son dos sustancias diferentes y, esta
primera corresponderá a la esencia de las personas. Por ello, para conocernos a
nosotros mismos, tendremos que mirar hacia nuestro interior, hacia nuestra alma.
El ser humano debe de ser definido desde su interioridad y, esto será posible
mediante la introspección.
Juan, lo primero de todo, me ha gustado mucho tu disertación. Sobre tu reflexión, comparto tu opinión en parte sobre Freud. Es verdad que todos tenemos una parte instintiva de placeres y que se sublima por el superyó o apropiación inconsciente de las normas. Si la teoría de Freud se limitara solo a lo que tú has expuesto como opinión propia, estaría totalmente de acuerdo. Sin embargo, Freud consideraba que había que liberar ese ello porque sublimarlo traía enfermedades o neurosis. Eso yo no lo apoyo porque no podemos hacer lo que queramos simplemente porque debamos dejarnos llevar por los placeres. Por eso, en tu ejemplo, comparto tu opinión, pero como la de Freud se extiende hasta esto, no estoy completamente de acuerdo con él, pero sí con tu ejemplo. Por otro lado, apoyo tu opinión sobre Kant y Aristóteles, apoyo el modo de conocer del hombre por los sentidos y la razón y la importancia de la voluntad en las decisiones y de la virtud, además de la dignidad humana y el no deber usar a las personas como medios, al igual que tú dices. Por último, comparto que debemos mirar en nuestro interior para poder observar nuestra alma y conocernos. No obstante, no comparto la dualidad que aportaba san Agustín por influencia de Platón. Yo apoyo la idea de Aristóteles, el ser humano está compuesto por esas dos sustancias, alma y cuerpo, pero la una no puede vivir sin la otra (forma y materia) y, por tanto, para mí es una unidad sustancial, aunque sí creo que sean dos partes. Pienso que la unidad sustancial entre ambas es la que conforma un ser humano en su totalidad.
ResponderEliminarMuy bien la apreciación sobre Freud.
EliminarOrtografía y gramática
ResponderEliminar- Recordatorio Filosofía (sustantivo) y filosofía (adjetivo).
Introducción
¡Perfecta!
Desarrollo
Está muy bien, aunque tiene mucho de exposición de ideas más que de disertación pero está genial, se puede estudiar aquí.
Conclusión
¡Perfect!
Comentario general
- Nada que decir, eres alucinante....
- Eso sí... Te parece bien la propuesta de Freud, pero ten en cuenta que ese proceso de sublimación hace que en muchas ocasiones el yo padezca neurosis y enfermedades y por otro lado... ¿Qué te parece lo que piensa de la Religión?